El proceso de adoptar CRM puede (y debe) verse como un proceso evolutivo, avanzando entre etapas bien delimitadas, con objetivos claramente establecidos y alcances bien identificados. Por ejemplo, una empresa que busca involucrar a toda la organización en una estrategia global de CRM, podría comenzar enfocándose en su call center y los procesos de satisfacción de clientes. De esta forma, este primer proyecto tendría objetivos claramente establecidos: Monitorear las actividades con clientes, lograr eficiencias a través de características de auto-atención y disminuir los tiempos de resolución de reclamos. Una vez concluido el proyecto con el call center, podría comenzar otro con el área de Marketing, luego con Ventas y finalmente con el área de Servicio en Terreno. Cada uno de estos proyectos estarían coordinados, y se alimentarían el uno al otro con los logros y dificultades que se podrían encontrar en su desarrollo, resultando, al término de todos los proyectos, en una organización con una completa estrategia de CRM. La implementación de una estrategia de CRM, en definitiva, no significa necesariamente un gran proyecto, de grandes recursos dedicados y un largo tiempo hasta ver resultados. El alcance dinámico del proyecto, que significa la entrega incremental de funcionalidades en el tiempo, entregará un valor final mayor que el de la suma de las partes, asegurando de esta forma, una experiencia positiva y ajustada a los objetivos. |